El Cantar de mío Cid fue escrito hacia 1140 según Menéndez Pidal (Clásicos Castellanos, Madrid, 1913), el gran comentador de esta obra, 40 años después de la muerte (1099) del Cid. El Cid nació en Vivar, aldea cercana a la ciudad de Burgos en 1043. Por sus hazañas ganó el nombre de Campidoctor en las crónicas latinas y Campeador en los relatos vernáculos. «Mío Cid» es árabe (Sayyidi > mi señor). Se educó en la corte del rey Fernando I (el Magno). Fue alférez del rey Sancho II, --quien murió asesinado el 7 de octubre de 1072 en el cerco de Zamora--, pero no gran amigo de Alfonso VI, su sucesor, quien lo desterró en 1081-87 y de nuevo en 1087-92. Se mantuvo siempre fiel al rey, sus hijas se casaron con nobles, conquistó Valencia de los moros en 1094 y murió en 1099 (a los 56 años) en esa misma ciudad. Fue enterrado en el monasterio de San Pedro de Cardeña por su esposa Jimena Díaz y una vez más Valencia se abandonó a los musulmanes.
Se divide el poema en 3 partes (MP), 3.370 versos y 152 tiradas de un promedio de
El primer cantar (29%) es sobre el destierro del Cid de Castilla por Alfonso VI (hasta el verso 1.085); el segundo (32%) cuenta la conquista de Valencia y las bodas de las hijas del Cid (hasta el 2.277); el tercero (39%) (hasta el final, v. 3.730) es sobre la afrenta hecha por los esposos de las hijas del Cid, la justicia que el Cid le pide al rey, y el casamineto de las hijas con príncipes, uno de Navarra, otro de Aragón. El poema es histórico y el poeta no usa recursos fantásticos cono en las epopeyas francesas, Chanson de Roland, por ejemplo, o Beowulf. El Cid no es un ser mítico ni sobrehumano sino un ser humano, de valor personal, astucia, lealtad al rey, amor familiar, fe religiosa, y sentido de justicia. Es un vasallo obediente que permanece fiel al rey a pesar de su injusticia. Pertenece al tipo de literatura de expansión del siglo XIII, para alentar a reclutas a luchar contra los moros después de 1212 (Navas de Tolosa).
Este espíritu de expansión prefigura el espírutu de expansión de los conquistadores de América en el siglo XVI.
El juglar de Medinaceli que cantó este cantar es sobrio en su dramatización, con ciertas gotas de lirismo y de humor. Nunca olvida a su público.
Estos cantares pertenecen a una tradición oral, siendo estas epopeyas cantadas por juglares o mesteres (ministros) de juglería, cuyo trabajo era sólo memorizar, cantar y dramatizar las obras pero no componerlas.
Cantar de Mio Cid (presentación)
Este enlace os llevará a una página que contiene, además de información muy útil sobre el VIII centenario del Poema de Mio Cid, un vídeo en el que Teresa Malo de Molina comenta algunas cuestiones sobre esta obra. Además, podemos ojear la edición facsimilar de la misma, guardada en la Biblioteca Nacional, en Madrid.
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