sábado, 27 de noviembre de 2010

Las propiedades del texto

Las propiedades del texto

Todo texto presenta una serie de rasgos que lo hacen un objeto cerrado con significado completo. 





A fin de reconocer las propiedades esquematizadas os proponemos la lectura del siguiente texto, extraído de la bitácora de José Manuel Benítez Ariza. Una bitácora es una suerte de diario personal, público, en el que su autor va dejando constancia de sus andaduras vitales, o bien deja reflexiones sobre las mismas.
Paso medio día al pie del ordenador y medio día deambulando, que es también una forma de abundar en lo mismo; quiero decir, que es parte también del trabajo que estoy haciendo. Uno es hombre de rutinas, y acaso en la soledad se entienda mejor que nunca el sentido de éstas: llenar las horas, evitar el vértigo del vacío, tener en el propio trabajo el confidente que quizá le falta a uno. Pero no hay que exagerar: es una soledad elegida, parcial, alternada con largos y fructíferos intervalos de compañía que, a veces, como ayer, ocupan toda la jornada, o casi...

Hoy -escribo esto a las once de la noche- el día ha sido apretado: a primera hora de la mañana escribo la presentación del compañero de colección al que haré los honores el próximo viernes. Bajo luego a comprar el pan y a estirar un poco las piernas por este bendito barrio, tan laborioso y, al parecer, tan castigado... Dedico el resto de la mañana a dar forma narrativa a algunas ideas que terminé de concretar el día anterior, y que quizá den para un capítulo o dos de la novela en curso... Almuerzo, descanso un poco, acudo a una cita en el otro extremo de Madrid (una hora en metro), en la redacción del suplemento literario con el que colaboro. Y a la vuelta de la misma comienza el deambular propiamente dicho: me bajo del metro en la estación de Alonso Martínez y echo el rato en una conocida librería de la zona, especializada en libros en lenguas extranjeras. Pero, a pesar de que es una estupenda librería, no compro nada. Me lleva pasando desde que comencé este viaje: las bien surtidas y excelentes librerías madrileñas me dejan indiferente; y, en cambio, apenas salgo de la que motiva este comentario, me paro en un tenderete callejero de libros viejos, en la plaza de Santa Bárbara, y compro allí Brujas, la muerta, un libro de Rodenbach cuyo título me hechizó la primera vez que lo oí, y una bella edición de 1971 de Diario de un muchacho, de Kawabata, para la colección de libros japoneses de M.A.

Calmada la pulsión libresca, desciendo la calle Hortaleza, hoy muy tranquila, a diferencia de los fines de semana; me paro ante las estupendas zapaterías de la calle Augusto Figueroa, en silencioso homenaje a mi mujer y a mi hija, que no tuvieron apenas tiempo de hacerlo durante el fin de semana; me asomo a la plaza de Chueca, con intención de tomarme un vermú de grifo en cierta taberna en la que, sin embargo, desisto de entrar, porque hay demasiada gente, y sigo por Hortaleza hasta Gran Vía, no sin desviarme antes por la calle de la Reina, de la que me he hecho casi asiduo. El paseo tiene un propósito. Llevo treinta años viniendo a Madrid y, aunque me oriento con bastante exactitud por esta ciudad, y conozco muchos de sus lugares señeros, me falta a veces la interconexión entre esos lugares: es el resultado de ir siempre acompañado, de no tener necesidad de fijarme en los hitos o marcas distintivas de las rutas por las que me llevan. Estos largos paseos de ahora me sirven para unir las piezas de esa topografía dispersa; para sorprenderme, por ejemplo, de que la prolongación de Hortaleza, ya cruzada la Gran Vía, sea la mismísima calle Montera, que desemboca en la Puerta del Sol; desde la que busco, para engarzar una nueva cuenta a mi collar de lugares inconexos, la populosa plaza de Santa Ana, desde la que me oriento hacia la calle del León, donde tomo una caña en Casa Pueblo, y al final de la cual constato, casi con alborozo, que esta castiza calle conduce a... Antón Martín, mi punto de referencia para las tardes en la Filmoteca, las bajadas a Lavapiés o los paseos por Atocha hasta desembocar en la Plaza Mayor y, desde allí, bajar la calle Toledo para enlazar con el Rastro... Sé que estas anotaciones, digamos, topográficas pueden resultar aburridas. Pero ahora uso este cuaderno como mera libreta de anotaciones, y es esto lo que toca anotar.


La entrada original puedes encontrarla aquí.


Los marcadores del texto



Hace unos meses, en el Disseny Hub de Barcelona se podía visitar la exposición Helvetica, ¿una nueva tipografía?, que reivindicaba el papel de esta familia de letras de palo seco a lo largo del último medio siglo. La creó el zuriqués Max Miedinger y le puso el nombre del gentilicio de su país. No fue, Miedinger, un ególatra, porque no la bautizó con su nombre, como había sucedido con familias anteriores, que acabaron conociéndose con los apellidos de sus padres tipógrafos. Hoy, gracias a los tratamientos de textos informáticos, nombres como Garamond o Bodoni nos resultan familiares.
Gutenberg fundió metal en moldes para aquella primera imprenta. Con esas matrices se obtienen los tipos –y de ahí el nombre del arte de imprimir: la tipografía–. Desde hace unos años, esas familias de letras se conocen también como fuentes. Si alguien quisiera inventarse el origen de esa palabra vinculada al mundo de las artes gráficas no lo tendría difícil, pues fuente puede ser sinónimo de matriz, de origen, y con estos ingredientes se cocina una explicación bien ligada. Pero sería una etimología absolutamente falsa.
Ricardo Soca, el periodista uruguayo que distribuye diariamente La palabra del día y gestiona la siempre interesante web Elcastellano.org, envió hace unos días a sus doscientos mil suscriptores la palabra fuente con esta suculenta explicación: “Los tipos no son fuentes, como se ha dado en llamarlos al traducir erróneamente el vocablo inglés font. La confusión proviene del hecho de que font tiene dos significados (...). En la segunda acepción, font o fount, llegó al inglés a partir del francés fonte, que no significa fuente, sino fundición de metal, con origen en el latín funditus, participio de fundere ‘fundir’, ‘fabricar’. Los caracteres de la tipografía inventada por Gutenberg eran de metal fundido en moldes”.
Las fuentes son, pues, otro de los disparates que la informática para todos ha conseguido popularizar, a partir de falsos amigos. Así, ante el ordenador y dispuestos a escribir, seleccionamos una fuente en lugar de un tipo, y de vez en cuando restauramos ventanas sin tener idea de ebanistería, ni siquiera de bricolaje. El restore inglés ha acuñado ese restaurar, en lugar de un pertinente restablecer. Y una vez escrito, hay quien salva el documento (to save), en lugar de guardarlo. Y si se cuelga el ordenador, lo reseta (to reset), no lo reinicia. Empleemos una elegante tipografía para el texto y guardémoslo debidamente en el disco. Y el domingo ya nos movilizaremos para salvar las fuentes de nuestro entorno.

El texto original puedes encontrarlo aquí.

El contenido del texto

Todo texto posee una finalidad y responde a una estructura de contenido ya prefijada. En función de dicha finalidad y contenido, los textos pueden dividirse en varios tipos. El siguiente esquema enumera los tipos de textos que se irán desarrollando más adelante con sus respectivos ejemplos.


Para entrar de lleno en el tema, he aquí un fragmento de una novela de Benito Pérez Galdós, El amigo manso, que recoge la descripción de uno de los personajes:

Doña Cándida había sido hermosa. En la primera etapa de su miseria había defendido sus facciones de la lima del tiempo; pero ya en la época esta de las visitas y de los ataques a mi mal defendido peculio, la vejez la redimía del cuidado de su figura, y no sólo había colgado los pinceles, sino que ni aun se arreglaba con aquel esmero que más bien corresponde a la decencia que a la presunción. Deplorable abandono revelaban su traje y peinado, hecho de varios crepés de diferentes colores, añadidos y pelotas como de lana, aspirando el conjunto a imitar la forma más en moda. Así como en su conducta no existía la dignidad de la pobreza, en su vestido no había el aseo y compostura que son el lujo, o mejor, el decoro de la miseria. El corte era de moda, pero las telas ajadas y sucias declaraban haber sufrido infinitas metamorfosis antes de llegar a aquel estado. Prefería harapos de un viso elegante, a una falda nueva de percal o mantón de lana. Tenía un vestido color de pasa de Corinto, que lo menos, lo menos, databa de los tiempos de la Vicalvarada, y que con las transformaciones y el uso se había vuelto de un color así como de caoba, con ciertos tornasoles, vetas o ráfagas que le daban el mérito de una tela rarísima y milagrosa.

Usaba un tupido velo que a la luz solar ofrecía todos los cambiantes del iris, por efecto de los corpúsculos del polvo que se habían agarrado a sus urdimbres. En la sombra parecía una masa de telarañas que velaban su frente, como si la cabeza anticuada de la señora hubiera estado expuesta a la soledad y abandono de un desván durante medio siglo. Sus dos manos, con guantes de color de ceniza, me producían el efecto de un par de garras, cuando las veía vueltas hacia mí, mostrándome descosidas las puntas de la cabritilla y dejando ver los agudos dedos. Sentía yo cierto descanso cuando las veía esconderse por las dos bocas de un manguito, cuya piel parecía haber servido para limpiar suelos. De perfil tenía doña Cándida algo de figura romana. Era mi cínife muy semejante al Marco Aurelio de yeso que figuraba con los otros padrotes, sobre mi estantería. De frente no eran tan perceptibles las reminiscencias de su belleza. Brillaba en sus ojos no sé qué avidez insana, y tenía sonrisas antipáticas, propiamente secuestradoras, con más un movimiento de cabeza siempre afirmativo, el cual, no sé por qué, me revelaba incorregible prurito de engañar. La figura de sus modales era otra reminiscencia que la hacía tolerable, y a veces agradable, si bien no tanto que me hiciera desear sus visitas. El parecido con Marco Aurelio, que yo hice notar cierto día a mi discípulo, fue causa de que este le diese aquel nombre romano; pero después, confundiendo maliciosamente aquel emperador con otro, la llamaba Calígula.

Impresionada sin duda por la filípica que le eché aquel día, varió de sistema. Larga temporada estuvo sin ir a mi casa sino muy contadas veces, y nunca me pedía dinero verbalmente. Para darme los golpes se valía de su sobrina, a quien mandaba a mi casa, portadora de un papelito pidiéndome cualquier cantidad con esta fórmula: «Haz el favor de prestarme tres o cuatro duros, que te devolveré la semana que entra».

La novela la encontrarás entera si clicas aquí.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Actividades de El conde Lucanor

El solucionario de los ejercicios que habéis hecho sobre El conde Lucanor:

1. Que un pariente suyo sufre muchos atropellos por parte de los poderosos de la región donde vive y no puede evitarlos por no tener poder suficiente. Patronio le aconseja que soporte los atropellos con paciencia mientras puedan disimularse sin grave quebranto, pero si llegan a ser ofensa o perjuicio grande, que lo aventure todo y no disimule, pues es mejor perderlo todo y morir defendiendo el derecho y la honra que aguantar ofensas.

La zorra disimula mientras el perjuicio no es muy grave para su vida, pero cuando esta está en juego se arriesga a escapar para no perderla.


2.

a) Diálogo entre el conde Lucanor y Patronio: desde el inicio hasta … que se lo contara.

b) Historia o cuento de la zorra que se hizo la muerta: desde Señor conde… hasta … consiguió hacerlo.

c) Aplicación del cuento al caso del pariente del conde Lucanor: desde vos… hasta … atropellos.

d) Intervención de don Juan Manuel: desde El conde tuvo… hasta el final.


3. Otra vez habló… / Patronio, un pariente mío… (Patronio, un hombre…) / Señor conde Lucanor… / El conde tuvo este por muy buen consejo… (y como don Juan gustó de este ejemplo…).


4. En ambos textos la zorra se levanta y huye cuando ve en riesgo su vida. En ambos textos se aconseja disimular o sufrir los atropellos siempre y cuando no esté en riesgo la propia vida. El consejo final del texto del Libro de buen amor difiere de los versos finales del texto de don Juan Manuel.


Estudiad para el examen.

¡Buena suerte!

domingo, 14 de noviembre de 2010

El libro de buen amor - Juan Ruiz, Arcipreste de Hita

Este libro es una obra miscelánea que se enmarca en el mester de clerecía. Data del siglo XIV. Trata muy diversos temas a través de la versificación. La estrofa característica es la cuaderna vía, pero abundan también otros metros, es decir, es un poema polimétrico.
El hilo conductor es una autobiografía ficticia en que Juan Ruiz se presenta como galán y expone un amplio repertorio de posibilidades amatorias (de la pastora a la gran dama, de la soltera a la casada, de la mora a la monja...), y ello entreverado con una teoría sobre el amor, entre espiritual y carnal, mezclando fábulas, moralidades, cantos a la Virgen, etc. En un momento dado adapta una comedia latina anónima del siglo XII, el Pamphilus de amore, que había tenido mucho éxito en toda Europa a una historia sobre los amores de don Melón y doña Endrina.

Aquí tenéis la teoría resumida sobre El libro de buen amor:

El arcipreste de hita
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Otras páginas de interés:
Una ampliación de la teoría para aclarar dudas.
Un artículo interesante publicado en El País.
El texto completo.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Capitanes intrépidos


Para poder realizar un dosier sobre la película Capitanes intrépidos tendrás que seguir los siguientes pasos. Es importante que te tomes este trabajo en serio, porque de ello dependerá que tu nota del trimestre mejore o no. Convendría que hablases de la película con tus padres. Es posible que ellos también la hayan visto cuando eran pequeños y pueden decirte alguna cosa del recuerdo que conservan de ella. Si tienes alguna duda, o deseas comentar algo relacionado con el trabajo o la película, puedes hacerlo en el apartado comentarios que hay al final de esta entrada:

1. Buscarás un cartel de la película que encabezará el dosier.

2. Ahora deberás responder las siguientes preguntas en un apartado que llevará el nombre de competencia visual. Las respuestas deberán ser redactadas sin faltas de ortografía y con su pregunta correspondiente.

1ª parte: desde el minuto 1 al minuto 24.

1. ¿Qué le dice Harvey a Charles para que le admitan en el club de los Búfalos? ¿Cómo llamarías a esa actitud?

2. ¿Cómo es la relación entre Harvey y su padre?

3. ¿Qué es estar en “in Coventry”?

4. ¿Qué es lo que provoca la caída de Harvey al mar?

2ª parte: desde el minuto 24 al minuto 76 (1 hora y 16 mintos).

1. ¿Cuánto tiempo tendrá que estar Harvey en el barco pesquero?

2. ¿Por qué Harvey cree que los pescadores están locos?

3. ¿Por qué Manuel le dice a Harvey que escupa antes de tirar la basura al mar?

4. ¿Qué hace Harvey para que Manuel gane la apuesta con Jack el largo? ¿Qué te parece esa actitud?

5. ¿Qué tipo de pez coge Harvey? ¿Qué hace Manuel con el pez cuando se entera de que Harvey ha hecho trampa?

3ª parte: desde el minuto 76 al minuto 106 (1 hora y 56 minutos).

1. Antes de marchar hacia Gloucester, ¿qué hace el capitán Disco?

2. ¿Qué piensa hacer Manuel cuando llegue a Gloucester?

3. ¿Qué le entrega Jack el largo a Harvey cuando llegan a Gloucester?

4. ¿Qué ha cambiado en Harvey al final de la historia?

Apéndice:

El capitán Disco es un viejo marinero que lleva muchos años trabajando en el mar. Su lenguaje está plagado de expresiones curiosas relacionadas con la pesca, pero también con el lenguaje popular. Intenta dar un significado a esas expresiones. Si es necesario, consulta una enciclopedia o un diccionario.

A pescar ciento y la madre.

Pedazo de besugo.

Cenizo.

Ventilar una cuestión.

Por todos los demonios.

Estar a tope.

Empinar el codo.

¿Qué es pescar con albareque? ¿Y pescar con volantín?



3. El dosier incluirá algunas imágenes de la película, a ser posible relacionadas con las respuestas que has dado. Tales imágenes puedes encontrarlas en la sección imágenes de google.

4. Recoge información sobre sus dos protagonistas principales. ¿Dónde nacieron? ¿Quiénes fueron sus padres?¿Cómo empezaron en esto del cine? ¿En qué otras películas participaron? Etcétera. Esta información debe ir acompañada con alguna foto de los actores. Para la actividad pueden servirte estos enlaces de aquí y aquí.

5. Recopila información sobre Rudyard Kipling, autor de la novela en que se basa la película, y menciona alguna otra obra de las que escribió, en qué país nació, dónde se desarrollan algunas de sus novelas...

6. ¿Quién es el director de la película? Mira en la ficha técnica y menciona al menos otras tres de las que realizó entre 1937 y 1942. Engancha el cartel de esas películas.

7. Ahora llega la parte crítica. De manera coherente, (es decir, colocando una palabra detrás de otra y logrando que lo que se lea tenga sentido) irás argumentando por qué crees que todo el mundo debería ver o no esta película. La crítica, por supuesto, deberá llevar un titular que recoja el contenido de la historia, una ficha técnica y el cuerpo, que es donde va la parte agumentativa con la que defenderás tu opinión.

Todo lo anterior deberá ser presentado por medio de correo electrónico, en un formato word, con letra arial o book antigua. Su tamaño debe ser 12, y el interlineado 1,5.

Aquí tienes un breve fragmento de la película en el que tres de los personajes aparecen en acción. Fíjate en el modo que hablan, pues recuerda que la versión que hemos visto estaba doblada al castellano.

martes, 2 de noviembre de 2010

La palabra

Pautas de entrega de redacciones y trabajos

NORMAS DE PRESENTACIÓN DE REDACCIONES Y TRABAJOS
LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA

Las presentaciones de cualquier redacción o trabajo deberán cumplir los siguientes requisitos:

1.Tienen que ser en folios en blanco.
2.Hay que respetar los márgenes (dos centímetros cada uno de los cuatro márgenes).
3.La caligrafía debe ser lo más comprensible posible para el profesor.
4.Evitar las tachaduras o el uso excesivo de corrector (que debe ser de cinta).
5.En el caso de haber apartados, diferenciarlos claramente ayudándose de títulos si es necesario.
6.Cada hoja hay que identificarla con nombre, apellido, curso y fecha.
7.Se deben numerar las hojas.
8.Dejar un espacio suficiente entre líneas.

Para facilitar el cumplimiento de estas normas, hay una pauta a vuestra disposición en el blog.
Estas normas son indiscutibles. En adelante no se corregirá ningún trabajo que no cumpla alguna de ellas.
Pauta
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